El taxi eres tú

En la entrada titulada "Parque móvil" que publiqué en el mes de octubre, me planteaba hasta que punto tener vehículos propios, tanto en empresas, en organismos públicos o para el uso privado de particulares resultaba eficiente. De una manera muy somera daba mi opinión al respecto. En mi opinión, el uso que hacemos del vehículo propio constituye un lujo del que no somos totalmente conscientes.

Hoy me gustaría hablar del tema de la eficiencia y tratar de ver como el taxi, bien utilizado, puede resultar en ocasiones la forma mas eficiente de viajar.

Evidentemente hay servicios de transporte público más baratos que el taxi –por ser subvencionados y masivos, principalmente– pero, como en todo, a veces lo barato sale caro. Más barato puede, pero no comparables con el taxi y ninguno con una eficiencia a su altura. Incluso me atrevería a decir que, en función del uso que se le dé, su coste puede resultar bastante atractivo.

En un pueblo como Tomelloso, en el que sus ciudadanos hacen uso del transporte público con cierta frecuencia –hablo de desplazamientos fuera de población–, la opción del taxi a la hora de valorar el transporte a utilizar para esos desplazamientos, suele estar erróneamente descartada de antemano. La cultura del taxi está muy lejos de nuestras poblaciones. Creo que esto ocurre con demasiada frecuencia también en el resto de España.

Hay muchas situaciones en las que la opción del taxi debería ser contemplada como prioritaria, incluso en desplazamientos de largo recorrido. No siempre se valoran correctamente todos los aspectos y necesidades que se nos van a dar en nuestros desplazamientos. Aspectos como los tiempos de espera o distancia entre la estación y nuestro destino, que pueden arruinar nuestro viaje por no haber sido contemplados correctamente al prepararlo.

Un par de preguntas que deberíamos hacernos antes decidirnos por el tipo de transporte que utilizaríamos en un hipotético viaje:

• ¿Viajo solo o somos varias personas? A más ocupantes más interesante resulta el precio del taxi. El precio del trayecto lo tendríamos que dividir por el número de ocupantes, con lo cual se puede llegar a ahorrar desde un 50% viajando dos personas, hasta el 75% en el caso de ocupar las cuatro plazas disponibles –esto parece obvio, pero hay mucha gente que ni se lo plantea–. Ocurre al contrario con cualquier otro medio, teniendo que multiplicar por el número de viajeros el coste del trayecto.
• ¿Donde está la estación de salida? ¿Y la de llegada? ¿Que equipaje llevo?. El taxi te recoge en la puerta de tu casa y te deja en la puerta del hotel o cualquiera que sea tu destino, a ti y a tu equipaje.
• ¿Días y horas de salida?. Cuando tú digas. Tan sencillo como eso: el día que tú digas a la hora que quieras. Incluso si hay que parar a estirar las piernas o ir al baño lo decides tú. No creo que un tren o un autobús te dé esa opción.

Sea cual sea el motivo por el que viajas –trabajo, estudios, ocio...–, el medio de transporte que te resuelve de un plumazo todos y cada uno de los problemas que te puedan surgir en tu viaje, es el más eficiente. Si además viajas en grupo o te buscas el medio para compartirlo, puede resultar hasta barato.

"El taxi eres tú y nadie más que tú. Eres el protagonista absoluto del tiempo y los gastos no subvencionados de otro. Vehículo, maletero, conductor, temperatura, música, matices, charla y calles a tu entera disposición.
Y conduzca más despacio, que tengo prisa. Y pare aquí un segundo: necesito comprar flores y tabaco. Y lléveme al fondo de ese callejón, justo ahí, a las mismas puertas de mi reino. Espere a que entre en el portal, por si los cacos". (Más que un trayecto)