Que
complicado es todo, que difícil es no quedarse mirando los arboles que
nos impiden ver el bosque —que nos los ponen delante aposta para que
no veamos—. Que fácil es tirarse a la yugular del desgraciado que sufre las
consecuencias de un mundo injusto, de dirigentes corruptos e inútiles
que se dedican a hacernos la vida imposible a todos.