Estos días se vuelve a hablar del
cambio climático en las más altas instancias mundiales. Los líderes
más poderosos (y los menos) se posicionan. Salen informes de
expertos que ponen los pelos de punta al más pintao. Remueven
conciencias con discursos bienintencionados, impactantes; firman
acuerdos con los dedos cruzados ocultos en la espalda, se inventan
impuestos que no sirven para nada y mañana, todos de vuelta en casa,
les volverá a parecer todo una mala pesadilla provocada por una cena
pesada.
Y los negacionistas sacan su
artillería. Los negacionistas son, como su propio nombre indica, los
que lo niegan todo, son los primos de Rajoy que no se creen ni la
proyección del tiempo del telediario. Ellos también tienen sus
expertos que nos dicen que todo es mentira, que todo forma parte de
un gigantesco plan de acoso y derribo, que los discursos de la ONU,
las huelgas y manifestaciones y los informes de científicos y expertos varios forman parte de la
estrategia propagandística promovida por el lobby ecologista que,
junto con los todopoderosos lobis feministas, comunistas,
abortistas... y otros muchos “istas” quieren cambiar el
equilibrio de poder, vendernos la situación crítica del cambio
climático para hacer negocio, para quedarse con la pasta, para
destruir nuestras queridas democracias, cristianas, capitalistas,
nuestro estilo de vida al fin y al cabo. Nos están comiendo la cabeza
para meternos en un mundo dominado por los “istas”. Un
mundo en donde los negocios los harán ellos obligándonos a cambiar
nuestro coche de gasoil por uno eléctrico o por una bicicleta;
nuestra calefacción por una con paneles solares y multarán con
cifras astronómicas y con cárcel, llegado el caso, si no reciclas
convenientemente. Un mundo en donde no podremos comer carne, nos
obligarán a acoger un negro en casa y no podremos subir en moto ni
ir a misa los domingos. Un mundo oscuro en donde se nos obligará a
divorciarnos y a abortar, y el resto de seres inferiores seremos
meros peones al servicio de los “istas” en el poder.Los negacionistas no deberían preocuparse; aunque sean minoría van ganando. En realidad están intentando no perder un partido que tienen ganado de antemano. Sencillamente, a los mandamases de la ONU, que firman acuerdos que no piensan cumplir, les preocupa lo mismo que a ellos. Estos mandamases se asustan y tienen pesadillas cuando leen informes científicos, cuando se reúnen con los expertos que les dicen lo jodido del tema. Cenan ligero, se inventan un impuesto o firman una acuerdo que romperán cuando les de la gana, y a dormir a pierna suelta. Los negacionistas son más simples, no se cansan los cascos: todo son patrañas.
Quiero que ganen los negacionistas
(ellos son la oveja negra de los “istas”, pobrecitos). No que ganen, que
tengan razón, aunque pierdan. Si tienen razón, el planeta no está en
peligro y por lo tanto no corre prisa cuidarlo. No pasa nada porque arda la selva, no pasa nada porque
los gerifaltes no cumplan sus acuerdos, nuestros nietos seguirán
teniendo un planeta agradable donde vivir. No tendré que hacerme
vegano a la fuerza y los plásticos dejarán en paz a los peces sin tener que dejar de usarlos.
Si los ecologistas y la mayoría de científicos están en lo cierto,
aunque ganen estamos perdidos.
El sistema que rige nuestras vidas, el
planeta entero, es un monstruoso gigante con los pies atornillados al
suelo. Casi imposible moverlo. Desatornillar y mover el sistema
llevará demasiado tiempo. Y llegaremos tarde.
Más nos vale que el cambio climático solo sea una enorme estafa, pura
propaganda de lobis con oscuros intereses, en el peor de los casos solo nos costará dinero.
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